miércoles, 24 de agosto de 2016

Editorial #16 - 17 de Agosto de 2016

Guamán Poma de Ayala nació tal vez en San Cristobal de Suntuntu, zona conocida en la actualidad como provincia de Lucanas, quizás en el año 1534 o 1535. O por ahí nació en el barrio de Andamarca, antigua ciudad de Guamanga, Ayacucho en 1556. Para algunos era descendiente de una familia noble, pero también de Tupac Yupanqui. Según él mismo, el apellido Ayala le fue conferido por el Capitán español Luis Dábalos de Ayala agradeciéndole con ese gesto a su padre por haberle salvado la vida en la batalla de las Guarinas en 1547, pero historiadores dicen que dicho Capitán llegó al Perú un año después de esa batalla.
Guamán Poma fue desterrado dos veces por distintos corregidores, que eran funcionarios de la corona española encargados de resolver conflictos entre reales y originarios. La sanción le cabió, por reclamar la propiedad de las tierras que, según él, pertenecían a su familia. La condena también llevaba como accesoria doscientos azotes.
Indio ladino, católico y de costumbres españolas decidió emprender un viaje con fines históricos y de denuncia. Es en ese viaje que escribe el libro “Nueva crónica y buen gobierno”, según alguno historiadores entre 1613 y 1615. Tiene 1189 páginas escritas en el castellano del siglo XVI, combinado con algunas palabras en Quechua y otras Aymara y 398 dibujos . La obra se encuentra dividida en tres: una primera parte que describe detalladamente la cultura Inca de la época y principalmente pone el acento en el rol de la mujer en esa cultura anterior a la conquista. Aborda sus ciudades, sus cultivos, sus rituales y vestimentas. La otra parte se denomina conquista que aborda las guerras de conquista y las guerras civiles entre españoles. La última parte, es una extensa denuncia denominada irónicamente “Buen Gobierno”. Denuncia que tiene como destinatario al Rey Felipe III y como acusados a sus representantes en América, los cuales eran jueces, corregidores, gobernadores y curas doctrineros. Algo ingenua su posición hablando con cuatrocientos años de diferencia creyendo que el rey devolvería la paz a sus tierras.
Es una obra reveladora, no sólo por su carácter de denuncia sino por las descripciones tan detalladas de la cultura andina de la época y la proposición de un gobierno “indio”, ya que la presencia de los españoles, según él, ha puesto “el mundo al revés”.
Se sabe que la obra salió hacia España con destino exclusivo a las manos del rey. Lo que no podremos saber es si le llegó. De lo que sí se tiene certeza es que salió a la luz recién en 1908.
A partir de ese momento ha tenido muchos seguidores que utilizan esta pieza como herramienta para poder mejorar la calidad de vida del pueblo peruano, deseo último del autor.
Guaman Poma fue desterrado, azotado, censurado e incluso fue desaparecida su obra durante siglos. Aparecida ella, comienza un proceso de difamación y difusión de versiones erróneas, poniéndose en duda desde el año de creación, su contenido y hasta el nombre, origen y año de nacimiento del autor.
Cuatro siglos transcurrieron desde aquella reliquia del periodismo latinoamericano y las cosas no han cambiado tanto. Tan sólo en las formas que toma el poder neocolonial para imponer su versión de la historia. Hoy en día hay, por suerte, muchos Guaman Poma en las radios comunitarias y cooperativas, en los portales, diarios y revistas autogestionadas y en las producciones audiovisuales independientes, denunciando la crueldad de un sistema que oprime, descubriendo a aquellos que se ocultan tras las sombras y generando herramientas para la construcción de un nuevo mundo, de un buen gobierno, del buen vivir.
Código de Radio es una expresión de ello, un pequeño aporte a la lucha cotidiana contra la hegemonía mediática, una voz de los sin voz, un medio para un fin.

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