miércoles, 17 de agosto de 2016

Editorial #15 - 10 de Agosto de 2016

Mariano no lo podía creer. El noticiero, después de dar sus noticias de impacto (muerte, muerte y más muerte), muestra una nota al nuevo jefe departamental de la ciudad, que se dispone a hablar sobre lo que en la placa televisiva aparece como “el flagelo del narcotráfico”.Mariano lo reconoció al instante: el nuevo jefe departamental de la policía es quien años atrás le había roto las costillas a patadas en la esquina del barrio. En ese entonces se desempeñaba como jefe de calle la comisaría del barrio y tenía como costumbre hostigar las juntadas de jóvenes. Todos conocían sus manejes y las vueltas que daba por distintos kioscos recaudando. El nuevo jefe departamental, que en el barrio se lo conocía como el santiagueño, cierra la nota diciendo: “combatiremos para ganar la guerra contra el narcotráfico, unidos con las fuerzas federales, locales y militares”.

Después de un montón de idas y vueltas, Claudia aceptó que su marido tome una gotitas hechas a base de cannabis. Lo doctores dijeron que podría funcionar bien, que le iba a permitir dormir. El dolor que le producía el cáncer lo tenia gritando toda la noche. Claudia no quería que Juan, su marido, se convierta en un drogadicto, o que se convierta en un delincuente. Ella era familia de bien y no quería andar en cosas ilegales, cosas prohibidas.

Pero el dolor de Juan fue creciendo, y un día probaron. Juan esa noche durmió mucho mejor. Y Claudia esa noche despertó.

La enorme diferencia económica que se genera por la prohibición permite una gran cantidad de dinero fresco que, cuando no es lavado en los grandes bancos norteamericanos, como el HSBC, sirve para generarse estructuras y relaciones de poder que han dejado en México un tendal de muertos, corrupción y descomposición del aparato estatal. Mientras los mayores niveles de consumo de estupefacientes se dan en los Estados Unidos, la violencia, muerte y destrucción quedan del lado mexicano.-

La Guerra contra las Drogas resurge con fuerza en nuestro país tras la declaración de emergencia en seguridad decretada por el gobierno nacional con apoyo de las provincias. El Narcotráfico vuelve a construirse como una amenaza para la soberanía, y se convoca a las Fuerzas armadas esa guerra contra las drogas. La siempre eficiente guerra contra las drogas, que se sustenta en un sistema prohibicionista que genera el aumento masivos de personas encarceladas, y el tratamiento penal de una cuestión sanitaria.

Así, se abren las puertas al supuesto apoyo y formación de agencias policiales o centrales de inteligencia de países, que son los mayores consumidores de algunas drogas. Este enfoque belicistas, se ha demostrado completamente ineficiente, y solo trae consigo mayores niveles de violencia en la sociedad a la cual se aplican estas políticas. En un documento avalados y realizado por expertos se manifiesta: “A la fecha, la Argentina no posee un diagnóstico integral del fenómeno de las drogas. Por “diagnóstico integral” entendemos la existencia y disposición en todos los niveles del Estado de un conocimiento institucional exhaustivo, sistemático y actualizado del fenómeno de las drogas. Ese no es el caso de nuestro país, donde desgraciadamente ha prevalecido la presunción, la intuición y la improvisación”

Sin embargo hay nuevas experiencias, que comienzan a poner en cuestión este paradigma, demostrando que, saliendo de la prohibición, se puede ubicar la cuestión de los estupefacientes en el plano que debe estar: la salud, y la reducción de daños.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario