miércoles, 29 de junio de 2016

Editorial #11 - 29 de Junio de 2016

Hoy en Código de Radio recordamos a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. A 14 años de la masacre de Avellaneda, los responsables intelectuales y políticos todavía no fueron juzgados. Hablamos de Eduardo Duhalde, Daniel Adad, Eduardo Vanossi, Alfredo Atanasof, Juan José Álvarez, Aníbal Fernández y Felipe Solá.

Reivindicamos a Darío y a Maxi no como figuras anacrónicas o “santos” de la lucha, no queremos caer en el culto que nos deja cómodos o dejan estáticas sus figuras, sino en la verdadera identidad que construimos desde la lucha y la actualidad de las banderas que levantamos.

Entendemos que hoy Darío y Maxi están en las batallas contra el patriarcado, la precarización laboral y el paquete neoliberal. Sus convicciones son las nuestras expresadas en nuestro en la obstinación diaria en una estrategia de poder para construir una Argentina libre y soberana.

Las palabras escritas por Osvaldo Bayer y Nora Cortiñas expresan mejor lo que nos pasa por el cuerpo.

Escúchenlas

Una bestialidad. Aquel día todos fuimos víctimas de una bestialidad, otra exposición más de la brutalidad policial, fusilando personas como si no formaran parte de una democracia. Y por eso hoy, vengo a sumar mi grito al grito de todos ustedes, como lo hago todos los 26 de junio, hace ya 14 años. ¿Por qué? Porque mataron cobardemente a dos jóvenes, a dos luchadores, a dos compañeros nuestros. Y porque sólo así, sólo siguiendo las huellas de quienes marcaron el camino del pueblo, podremos alcanzar una mejor calidad de vida, una democracia capaz de erradicar la miseria, porque precisamente de eso se trata la democracia. Desde siempre, como a tantos, me tocó resistir a la represión contra los movimientos populares que buscan la igualdad, pero los gobiernos no han aprendido nada. Siguen apretando, humillando y pisoteando a la gente, alimentando la desigualdad, mientras concentran la riqueza, a las sombras de las necesidades básicas insatisfechas. Y de las balas. Pero entonces, ¿quiénes fueron Maxi y Darío? Dos militantes de abajo, dos amigos de las causas populares, dos enemigos del hambre, dos seres humanos capaces de imponer su dignidad, contra la impunidad de otros. Dos pupilas que arden, en los ojos de todos nosotros.

En esta fecha tan significativa para todos los luchadores de la vida, se hace difícil no pensarlos, no recordarlos, no extrañarlos. Se hace imposible. Militantes populares, ambos, fueron mucho más que “dos víctimas de la crisis”. Fueron nuestros hijos, fueron nuestras hijas, fueron 30 mil compañeros detenidos desaparecidos, fueron gargantas poderosas. Algunos, distraídos, podrán pensar que ya no están acá, pero nosotros sabemos que sí, que nos acompañan ahora y siempre, porque ellos han sido tan importantes como lo siguen siendo, para que todos podamos alcanzar por fin una vida verdaderamente digna. Son ellos, los jóvenes que luchan día a día, quienes dan el presente cuando el Estado está ausente. Y somos nosotros, quienes debemos valorarlos, recordarlos y honrarlos, a toda hora. Porque no sólo le dieron un ejemplo a las nuevas generaciones: le dieron su vida a la militancia, defendiendo la Patria para incubar justicia social, esa misma justicia social que exigía mi hijo Gustavo junto a tantos compañeros. Y entonces no, no me pidan que les responda quiénes fueron Maxi y Darío, porque Maxi y Darío no fueron: Maxi y Darío son… Maxi y Darío somos todos nosotros.

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